«Metallica – Turn The Page»
Pierda dinero para dárselo a PayPal no aplicando recargos en sus transacciones con PayPal
Al entrar a mi cuenta PayPal me he visto con un «consejo» por parte de PayPal que me ha hecho reír a carcajadas. Me ha resultado penoso, muy penoso y sin lugar a dudas sensacionalista a más no poder.
El «consejo» es tal que así :
Sea más competitivo y no aplique recargos en sus transacciones con PayPal
PayPal, es un sistema ideal para realizar y recibir pagos en Internet, ya que es rápido, seguro, sencillo y totalmente gratuito para compradores.
Si usted es vendedor, sea más competitivo y no aplique recargos en sus transacciones con PayPal.
Los vendedores que ofrecen PayPal sin recargo consiguen una mejor calidad en las pujas y pueden llegar a recibir un incremento de entre el 5% y el 10% sobre el precio final del artículo.
La mayoría de los compradores encuentra el cálculo del recargo complicado y desalentador. Todo esto puede posiblemente ocasionar un impago por parte de los pujadores que deciden no continuar con la transacción al darse cuenta de que les están aplicando un recargo.
La mayoría de los vendedores no aplica recargo al aceptar pagos en Internet. Asegúrese de mostrar un único precio final del artículo más los gastos de envío, sin añadir costes adicionales.
Muchos compradores ignoran el recargo a pesar de estar especificado en la descripción del anuncio, y pagan sólo el artículo más los gastos de envío.
Aplicar recargos genera un aumento de la comunicación entre compradores y vendedores, demorando el pago final del artículo.
Para obtener más información sobre la política de recargo, consulte las políticas de PayPal y eBay en los siguientes vínculos: …
Lo que yo entiendo es lo siguiente :
Pierda dinero para dárselo a PayPal no aplicando recargos en sus transacciones con PayPal
PayPal, es uno de los muchos sistemas para realizar y recibir pagos en Internet. Suele ir rápido, es seguro, sencillo para los compradores que tienen dada de alta ya una cuenta con su respectiva tarjeta de crédito o cartilla bancaria asociada (para el resto ya es como cualquier otro sistema) y seguramente te van a cobrar una comisión por utilizar nuestro método de pago, pero ojo los malos son los vendedores, nosotros no cobramos comisiones a los compradores (las comisiones que cobramos al vendedor mejor las callamos).
Si usted es vendedor (al que le cobramos las comisiones), sea más competitivo y fomente NUESTRO negocio perdiendo usted dinero cada vez que paguen mediante PayPal, ¡no aplique recargos en sus transacciones con PayPal!
Los vendedores que ofrecen PayPal sin recargo consiguen una mejor calidad en las pujas y por si fuera poco LIGAS MÁS, además pueden llegar a recibir un incremento de entre el 5% y el 10% sobre el precio final del artículo (ahora lo más normal del mundo debe de ser tener una tienda en la que en vez de vender haces subastas de artículos … sí, lo más normal … si eres ebay…). Y por si fuera poco todo lo que te decimos se encuentra 100% verificado ya que aunque no tengamos ni puta idea sobre tu negocio lo hemos consultado con la bruja Lola.
La mayoría de los compradores encuentra el cálculo del recargo complicado y desalentador (se les salen los ojos y a veces hasta les explotan). Como te matamos con comisiones puede dar lugar a un impago por parte de los pujadores que deciden no continuar con la transacción al darse cuenta de que les están aplicando un recargo por nuestra culpa.
La mayoría de los vendedores no aplica recargo al aceptar pagos en Internet (sobre todo en Pitufolandia). Te ordenamos que muestres un único precio final del artículo más los gastos de envío, sin añadir costes adicionales (ya puestos contrareembolso también gratis). Nosotros vamos a cobrarte las comisiones igualmente, no es negociable, pero nos vas a hacer el favor, no?
Como nos encontramos en la mente de todos los compradores, sabemos al 100% que ignoran el recargo a pesar de estar especificado claramente por lo que pagan sólo el artículo más los gastos de envío (en dos líneas hemos pasado de que los clientes no nos compran por el recargo que PayPal nos obliga a hacerles a que directamente ni se dan cuenta ¿es un poquito contradictorio, confuso?).
Aplicar recargos genera un aumento de la comunicación entre compradores y vendedores, demorando el pago final del artículo 0,01 segundos ya que tus clientes tienen que leer 1 línea más en la que dice «Recargo método de pago PayPal x €».
Para evitarnos tener que bajar las comisiones que les cobramos le recomendamos que fomente nuestro método de pago ante posibles mejores ofertas de nuestra competencia, te estamos haciendo un favor desde PayPal…
Conclusión :
– PayPal nos pide que fomentemos su método de pago para hacerlo más competitivo sin que ellos tengan que mover un dedo u ofrecernos mejores comisiones. Es decir que lo equiparemos a SU competencia aunque las comisiones de PayPal sean más altas que los otros métodos (tarjeta de crédito, transferencia bancaria …), eso si, además a cambio de que nosotros perdamos el dinero que ellos ganan.
¿Absurdo? Rotundamente SI.
¿Qué opinan ustedes?
Miedo a pensar
Por Vicente Reale, sacerdote católico
¿Cómo es esto del “miedo a pensar”?, muchos se preguntarán desconcertados. Si todos los días -afirman- estamos pensando lo que debemos hacer, lo que debemos comprar, lo que debemos pagar, lo que haremos mañana. Sobre todo, los temas económicos ocupan la mayor parte de nuestra jornada.
Claro, no se trata de “ese” pensar. Sino de otro más complicado, más profundo y más comprometedor. Se trata de pensar nuestra propia vida desde las delicadas fibras de nuestros anhelos más íntimos comparándolos con la experiencia casi rutinaria de cada día. Cada cual, en su intimidad secreta, y seguramente sin saber lo que le pasa, se corta constantemente los caminos por los que puede avanzar en la incesante tarea de descubrir la verdad, comprender la realidad, salir de tantos engaños que la sociedad y la convivencia nos han contagiado.
Cuando nos animamos a ese ejercicio descubrimos, las más de las veces, que lo que pensamos, sentimos y hacemos en cada jornada está configurado más por el pensamiento, sentimiento y obrar de quienes nos rodean, que por nuestra propia elección y decisión. “Inconsciente colectivo”, le llaman.
Inconsciente que “maneja” nuestra conciencia y nuestras elecciones y que es omnipresente -hoy más que ayer- debido a la globalización de la información, de la cultura, de la tecnología, de las modas de todo tipo y color, de la publicidad y del dios “mercado” que todo lo domina.
O sea, resulta más sencillo y más cómodo hacer propio y repetir lo que otros han pensado. Por eso, entre otras cosas, el mundo entero se va cubriendo más y más con ese inmenso manto oscuro al que ahora llaman el «pensamiento único».
¿Qué está ocurriendo en nuestro entorno? Una ciencia que potencia la tecnología y una tecnología que ya es imposible de abarcar, todo eso al servicio de los intereses de una economía desbocada. Esas tres cosas, ciencia, tecnocracia y capital, la nueva trinidad que manda en el mundo, ha desplazado al pensamiento.
Nos han metido en la cabeza que, en economía, no hay otra salida que restablecer y mejorar (o sea hacer más fuerte) el «sistema capitalista» y la economía de mercado, que están destruyendo el planeta y causando millones de muertos cada año.
Nos han convencido de que, en política, el Estado de derecho se edifica sobre la «democracia representativa», que de hecho consiste en que cada cuatro años depositamos nuestra libertad de decidir en manos de los intereses de un partido político al que defendemos con uñas y dientes incluso cuando nos roba descaradamente. Y para rematar la faena, nos han dicho, por activa y por pasiva, que quienes van diciendo por ahí que «otro mundo es posible» son gente peligrosa y utópica, que, más tarde o más temprano, terminan siendo los «anti-sistema», los «violentos», a los que hay que mirar con recelo o con desprecio.
También en religión intentan convencernos de que, en estos “terribles tiempos de pecado y de secularismo”, lo mejor y más necesario es recurrir a lo que se dijo y a lo que se hizo en otros tiempos, ya que eso “dio resultado”.
Ciertamente, este miedo a pensar está muy emparentado con otro miedo, del que es hermano: “el miedo a la libertad”. El miedo a hacerse cada cual responsable de su vida y de sus actos, de sus pensamientos y de sus convicciones, de sus elecciones y de sus opciones. Claro está, asumiendo todas las consecuencias que se derivan de esas elecciones y opciones. De hacerlo así, cada uno podrá tener la posibilidad de aplicarse el superlativo adjetivo de “persona” en la misma medida en que se desafíe a escalar la escarpada montaña de pensar y de obrar con libertad interior. Por supuesto, teniendo presente que ese obrar no atrinchere o haga cenizas los derechos de otros/as.
¿Qué duda cabe que el pensar con la cabeza de otros y el obrar según lo que otros deciden hace “más fácil” la vida? Nos ahorra interrogantes y dudas, perplejidades y temores, luchas internas y luchas externas. Sobre todo, nos regala “la tranquilidad” de hacer lo que hacen todos, de reír o de gritar como los demás, de no ser la oveja negra del rebaño, de aquietar nuestra conciencia con el remanido -y deleznable- dicho: “el que obedece, nunca se equivoca”; pero habría que agregar que ese tal “nunca crecerá como persona”.
Precisamente ahora, cuando nos imaginamos ingenuamente que somos más libres que nunca, es ahora cuando estamos más controlados que nunca. En el ambiente social están flotando muchos «dogmas» Sean ellos civiles, políticos, religiosos, económicos, y más. El hecho es que el pensamiento dogmático no se acaba, al contrario, aumenta. Porque es la única manera de controlar a la opinión pública y de perpetuar la «mentalidad sumisa», condición indispensable para que este mundo siga funcionando «como tiene que funcionar».
Es mi convicción que sólo quienes luchan en su vida por alcanzar logros de libertad, aunque sean pequeños logros; sólo quienes orientan su vida desde ese proyecto, podrán aportar algo válido a esta humanidad tan machacada por «el pensamiento único» que a todos nos bloquea y no nos deja ni movernos. Y ya lo sabemos: un mundo paralizado, estancado, apoltronado en sus muchas ortodoxias, un mundo así, no va a ninguna parte. Ni dejará un futuro abierto a las futuras generaciones.
A fin de cuentas, sigue siendo cierto lo que, con magistral agudeza y profundidad, dijo Fedor Dostoievsky en la leyenda de El Gran Inquisidor, de Los Hermanos Karamazov (V, 5): «Te lo repito: no hay para el hombre deseo más acuciante que el de encontrar a un ser en quien delegar el don de la libertad». Y así es. Lo que más terror nos produce (sin darnos cuenta de ello) es la idea de tener que cargar con el peso insoportable de la libertad.
Visto en www.mdzol.com
No es que odie a la gente…
«No es que odie a la gente… es que estoy más a gusto cuando no hay nadie cerca.»
– Cheaper than Therapy
homenajeando a Charles Bukowski
Visto en microsiervos.com
¿Qué es la inteligencia?
Interesante punto de vista sobre la inteligencia extractado de la autobiografía del Dr. Isaac Asimov. Dice de Doctor en sus memorias:
Cuando estaba en el ejército realice una de esas pruebas de aptitud intelectual, esas que todos los soldados realizan. Mi puntuación fue de 160, es decir, 60 puntos por encima del normal. Nunca antes alguien había obtenido un resultado así, y por esta razón durante dos horas hicieron un gran alboroto festejando mi logro (Esto no significo ninguna mejora para mi situación militar. Al día siguiente yo estaba en la cocina cumpliendo normalmente mi deber).»
Toda mi vida he registrado puntuaciones similares a la descripta, así que tengo la sensación interna de que soy muy inteligente. Sin embargo estos índices lo único que significan en realidad, es que soy muy bueno en contestar el tipo de preguntas académicas que se consideran dignas, y que fueron realizadas por las personas que «inventan» las pruebas de inteligencia (¿personas con inclinaciones intelectuales similares a los mías?)
Una vez conocí a un mecánico de automóviles que de acuerdo a mi estimación no podría superar los 80 puntos en esas pruebas de inteligencia. Siempre di por sentado que era mucho más inteligente que el. Sin embargo, cuando algo funcionaba mal, lo miraba con ansiedad mientras exploraba las entrañas de mi automóvil y escuchaba sus declaraciones como si fueran oráculos divinos.
Pues bien, supongamos que mi mecánico de automóviles hubiese diseñado las preguntas para una prueba de inteligencia. O supongamos que un carpintero las formule, o un agricultor, o, de hecho, cualquiera que no fuese un académico. Seguramente no podría superarlas.
Si en este mundo yo no podría utilizar mi formación académica, mi talento verbal, y tendría que realizar tareas complicadas con mis manos, seguramente lo haría mal.
Mi inteligencia, entonces, no es absoluta, sino que es una función de la sociedad en que vivimos y el hecho de que una pequeña porción de la sociedad ha logrado imponer a los demás, cuales son las «normas» como un árbitro de esos asuntos.
Retomando el tema de mi mecánico, el tenía la costumbre de contarme chistes cada vez que me veía. Una vez levanto la cabeza de debajo del capó del automóvil para decirme: «Doc, un chico sordomudo entró en una ferretería a pedir unos clavos. Puso dos dedos juntos sobre el mostrador y luego hizo un movimiento de martillar con la otra mano. El empleado le trajo un martillo. Sacudió la cabeza y señaló a los dos dedos que estaba martillando. El empleado le trajo los clavos. Escogió el tamaño que quería, y se fue. Bueno, doctor, el siguiente tipo que entró fue un ciego. Quería tijeras. ¿Cómo cree que le preguntó por ellas? »
Indulgentemente levante la mano derecha e hice un movimientos de tijeras los dos primeros dedos. Acto seguido mi mecánico se rió ruidosamente y dijo: «Él usó su voz y pidió por unas tijeras». Luego, con aire de suficiencia, dijo: «Durante todo el día me he burlado de mis clientes». ¿Lo han acertado muchos? le pregunté. «Muy pocos», dijo, «pero estaba seguro de que Ud. caería en la trampa.» ¿Por qué esa suposición? le pregunté. «Porque eres tan educado, doc, que sabía que no podría ser muy inteligente «.
Y tengo la incómoda sensación de que en su afirmación había algo de cierto…
Isaac Asimov (1920 -1992 )
Imagen Flickr
Traducción y adaptación del libro autobiográfico «It’s Been a Good Life» realiazda por Juan del Rio.
Visto en www.lareserva.com