«La droga de los gatos»
Visto en maikelnai.elcomerciodigital.com
«La droga de los gatos»
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La Rafflesia arnoldii es una euforbiacea parásita del género Rafflesia, que se encuentra en los bosques húmedos de Indonesia (sobre todo en Sumatra y Borneo) y en las selvas del sudeste asiático, que desarrolla la segunda flor más grande del mundo (Amorphophallus titanum posee la flor más grande). Fue descubierta en Sumatra en 1818 por Thomas Stamford Raffles y Joseph Arnold.
Las inflorescencias pueden alcanzar hasta casi un metro de diámetro y pueden llegar a pesar hasta 11 kilogramos, llegando a ser así considerada en ocasiones la flor más grande del mundo. Se trata de flores carnosas de color rojizo o anaranjado y de cinco lóbulos que permanecen abiertas entre cinco y siete días. Como ocurre con otras plantas con floraciones de gran tamaño, éstas sólo se dan cada varios años.
Las flores, que desprenden un fuerte olor fétido (similar al de la carne podrida), son capaces de emitir calor. Se cree que ambos mecanismos les sirven para mimetizar el calor y el olor de un animal muerto y atraer la atención de las moscas carroñeras, que son los insectos que la polinizan.
La planta carece de hojas, brotes y raíces (sólo es visible su flor) y por tanto no realiza la fotosíntesis. Es una planta que parasita a los árboles, creciendo sobre sus raíces, de donde obtiene los nutrientes necesarios.
Sus órganos vegetativos se reducen a una red de fibras celulares que se encuentran mayoritariamente entre los tejidos de la planta hospedadora o formando un órgano retorcido y subterráneo llamado rhizomatoide.
Para que se hagan una idea de su tamaño 😀
Fotografías sacadas de slices-of-life.com
«Gato versus Cocodrilo»
El insecto gigante que sostiene esta mujer en la mano tiene aspecto de ser algún tipo de muñeco de plástico inspirado en la película Jurasic Park … pero no lo es … si eres de esas personas que tiene fobia a los insectos agárrate a la silla porque un grupo de científicos ha pensado que, en lugar de dedicarse a algo práctico como descubrir la cura para el cáncer, era mejor dedicar su esfuerzo en crear … insectos gigantes.
Así es, amigos, la libélula que se ve en la fotografía superior no está trucada digitalmente, sino que es una libélula real de 70cm de largo “gracias” al Dr. John VandenBrooks que.
El truco para conseguir insectos de ese tamaño es aumentar los niveles de oxígeno hasta un 31%, los mismos niveles que se encontraban de forma natural en la Era Paleozoica y que permitían que en esa época existieran insectos así de grandes … si la noticia te parece inquietante y estás cruzando los dedos para que uno de estos bichos que no caben debajo de tu zapatilla se escapen del laboratorio … todavía podrías preocuparte más cuando te enteres de que se alimentan de carne.
Visto en tec.nologia.com
Un poco WTF resulta esta entrada donde explican un trabajo publicado por dos veterinarios en 1987 sobre la caída de gatos desde las alturas. Los científicos querían analizar si los simpáticos felinos realmente tienen la extraordinaria habilidad de «sobrevivir a caídas a gran altura», un superpoder gatuno que el sentido común diría que es bastante aparente.
En total estudiaron las caídas de 132 gatos de edificios de hasta 32 plantas, desde donde se habían desplomado por diversas razones desde diversas alturas y que fueron llevados a su centro médico a lo largo de cinco meses. La gran mayoría habían sobrevivido.
El 90% de los gatos que cayeron desde 2 a 6 pisos de altura sobrevivieron a pesar de las heridas; curiosamente también sobrevivieron el 95% de los que habían caído entre 7 a 32 pisos de altura.
Que a baja altura fenecieran el 10% y desde más altura tan solo el 5% (muchos menos) se atribuyó a los efectos de la velocidad terminal en la caída: una vez el bicho ha acelerado hasta cierto punto, la sensación de aceleración desaparece, el gato se «relaja» y puede adoptar la mejor postura ante el impacto.
La velocidad límite en caída libre de un gato la calcularon en unos 100 kilómetros por hora, la mitad que en un ser humano que salte al vacío, como puede ser el caso de los paracaidistas. Esto es sobre todo porque los gatos son más pequeños y porque adoptan posturas de frenado durante la caída para disminuir la velocidad (a lo mejor que sean peludos también ayuda).
Si alguien tiene curiosidad puede leer el trabajo completo en inglés y ver los tipos de daños que sufrieron los gatos tras los impactos, aunque la mayor parte se curaron para luego sobrevivir, lo puede hacer aquí: High-rise syndrome in cats.
Visto en www.microsiervos.com