Estupefacción e incredulidad nos ha causado leer que la justicia federal brasileña ha prohibido la venta de estos videojuegos y ordenado su retirada del mercado, por considerar que “estimulan la violencia y refuerzan actitudes agresivas”.

Esos juegos “traen permanentes estímulos a la subversión del orden social, atentando contra el estado democrático y de derecho y contra la seguridad pública, por lo que se impone su prohibición y retirada del mercado”, sentenció el juez Carlos Alberto Simoes, en un fallo divulgado en internet.

Counter Strike, un MOD del original Half Life, es un shooter táctico militar en primera persona que emula situaciones de antiterrorismo como liberación de rehenes y que se ha convertido en uno de los videojuegos más jugados online. Dicen que una versión adaptada reproduce la guerra entre policías y narcos en las favelas brasileñas.


Más increíble todavía es la prohibición de un juego de rol multijugador online masivo, lanzado en 1999, que explora un mundo de fantasía luchando con monstruos para conseguir experiencias, recoger objetos e ir subiendo de nivel, que hereda la estructuras y reglas de “Dragones y mazmorras”.


Considerar que por jugar a estos videojuegos, sus usuarios van a salir a la calle a comprar una AK-47 y a emular lo acontecido en el mismo, nos devuelve a la edad de piedra. Esperemos que se trate solo de una incapacidad mental transitoria del magistrado de turno, al que no hemos leído prohíbir la miseria, el hambre y la injusticia social en las favelas que seguramente tengan más que ver con la violencia del país que unos videojuegos.

FUENTE : www.theinquirer.es